Régimen de facto no podrá sostenerse hasta noviembre
Honduras: La oposición nacional al golpe de Estado se convierte en
fuerza social
Jennifer Moore
ALAI AMLATINA, 15/09/2009.- Una destacada investigadora hondureña
considera que los partidarios del golpe no serán capaces de sostener su
apoyo al régimen de facto hasta las elecciones de noviembre.
La Directora de Investigación Científica de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras, Leticia Salomón, sostiene que nadie previó la
amplia oposición al derrocamiento del presidente Manuel Zelaya,
producido el 28 de junio de 2009. Ahora, después de más de dos meses, el
país está en gran medida aislado de la comunidad internacional y
diversos sectores de la sociedad hondureña siguen protestando a diario
en las calles. Como resultado de ello, Salomón estima que los costos
para los conspiradores golpistas se han convertido en una carga
demasiado pesada.
La socióloga y economista, que trabaja en el Centro de Documentación de
Honduras, se resiste a especular sobre cómo el régimen golpista podría
caer, a la vez que expresa preocupaciones frente a la mayor
participación de militares y sectores empresariales en los asuntos
políticos; pero, dice: "Hay un hecho que es cierto, no se puede mantener
este gobierno hasta noviembre, al día de las elecciones. Y no se va a
mantener por varias razones. No solamente por la protesta social que
está en las calles", sino porque choca con los intereses de los
empresarios y de los políticos".
En su opinión, el sector empresarial de Honduras jugó un papel clave en
el golpe de Estado. Aquellos empresarios "que pensaban que un golpe de
Estado era cuestión de miles de dólares y nada más, ya llevan miles y
millones invertidos en esto. Y no solamente de dinero que han sacado de
su bolsillo, sino del impacto económico de la toma de carreteras, de los
paros, y de la huelga. Los mismos empresarios reconocen que eso ha sido
terrible para ellos y por ello, un fuerte sector de empresarios ha
empezado a presionar para que le encuentren una salida, porque ya han
llegado al límite de lo aceptable del costo económico del golpe".
Pero más allá de haber estorbado los planes golpistas, Salomón añade que
la amplia resistencia nacional al golpe de Estado está generando una
nueva "fuerza social" en el país, con la que cualquier futuro gobierno
tendrá que lidiar.
Errores de cálculo
Todo el mundo quedó sorprendido por la oposición que surgió el mismo día
de la expulsión. Y nadie calculó los costos adicionales que la presión
interna y externa para revertir el golpe de Estado tendría sobre los
intereses económicos, políticos y militares, con el derrocamiento de
Zelaya, indica Salomón; al punto que ella considera que los costos para
los partidarios del golpe han aumentado más allá de lo tolerable; y no
sólo financieramente.
En cuanto a los militares, cuya legitimidad en los últimos años -dice-
rivalizaba con la de la Iglesia, Salomón vislumbra que todo su futuro
podría estar en peligro, sobre todo como consecuencia de su
responsabilidad en graves violaciones de derechos humanos desde el golpe
de Estado.
Por un lado, la eventualidad de que EEUU reconozca que hubo un golpe
amenaza las aspiraciones de los nuevos oficiales o los oficiales más
jóvenes en la institución, cuyo sueño "es salir a los EEUU, participar
en las actividades de la OEA o la ONU". Ella considera que es
principalmente la cúpula militar "que está empecinada" con el golpe, y
"más por dignidad propia que por otra cosa".
Pero considerando las graves violaciones de los derechos humanos que los
militares y la policía han contribuido a perpetrar contra la oposición
al golpe, que califica de absolutamente "inadmisible", ella anticipa que
se buscará reducir seriamente su papel, pues: "si esto lo hacen
públicamente cuando había gente filmando, a la vista de todo el mundo,
entonces obliga a trasladar la mirada hacia el interior de la policía y
los militares". Le lleva a considerar si será necesario "pensar en su
reducción al mínimo aceptable o a su eliminación", como en Costa Rica.
En el plano político, comenta, "Ya la legitimidad de los partidos
políticos estaba por el suelo. Pero con esto, el rechazo a los dos
partidos tradicionales ha crecido en una forma increíble en el país.
Pueden hacer campaña, pero la campaña va dirigida más bien al ámbito
urbano; en el ámbito rural no aceptan ninguna campaña. Te montan
campañas, son expertos en montar campañas trayendo gente de otro lado,
pero están los militares cuidándolos y protegiéndolos".
La oposición al golpe de Estado rechaza la realización de elecciones sin
el regreso del Presidente Zelaya, argumentando que éstas "legitimarían
efectivamente la violencia militar". A ello se añade ahora el anuncio de
EE.UU. de que no reconocerá los resultados de las elecciones en las
condiciones actuales, por lo cual la presión sobre estos políticos sigue
en aumento.
Es más, según Salomón, la presión social no se acabará con las elecciones.
Ella atribuye la fuerza de la oposición actual al golpe de Estado a su
capacidad de encontrar un terreno común entre los diversos sectores a
través de esta misma oposición, más que en la adhesión a un partido o
ideología en particular, y cree que se prolongará más allá del período
actual. Con un sentido de esperanza, declara, "No importa quién gane las
elecciones de noviembre. El próximo gobierno tendrá que lidiar con una
fuerza social de envergadura que está en este momento, si quiere
mantener una mínima gobernabilidad en el país".
* Lea el artículo completo en: http://alainet.org/active/33047
- Jennifer Moore, periodista canadiense independiente, reportó desde
Honduras para ALAI y FEDAEPS.
Honduras: La oposición nacional al golpe de Estado se convierte en
fuerza social
Jennifer Moore
ALAI AMLATINA, 15/09/2009.- Una destacada investigadora hondureña
considera que los partidarios del golpe no serán capaces de sostener su
apoyo al régimen de facto hasta las elecciones de noviembre.
La Directora de Investigación Científica de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras, Leticia Salomón, sostiene que nadie previó la
amplia oposición al derrocamiento del presidente Manuel Zelaya,
producido el 28 de junio de 2009. Ahora, después de más de dos meses, el
país está en gran medida aislado de la comunidad internacional y
diversos sectores de la sociedad hondureña siguen protestando a diario
en las calles. Como resultado de ello, Salomón estima que los costos
para los conspiradores golpistas se han convertido en una carga
demasiado pesada.
La socióloga y economista, que trabaja en el Centro de Documentación de
Honduras, se resiste a especular sobre cómo el régimen golpista podría
caer, a la vez que expresa preocupaciones frente a la mayor
participación de militares y sectores empresariales en los asuntos
políticos; pero, dice: "Hay un hecho que es cierto, no se puede mantener
este gobierno hasta noviembre, al día de las elecciones. Y no se va a
mantener por varias razones. No solamente por la protesta social que
está en las calles", sino porque choca con los intereses de los
empresarios y de los políticos".
En su opinión, el sector empresarial de Honduras jugó un papel clave en
el golpe de Estado. Aquellos empresarios "que pensaban que un golpe de
Estado era cuestión de miles de dólares y nada más, ya llevan miles y
millones invertidos en esto. Y no solamente de dinero que han sacado de
su bolsillo, sino del impacto económico de la toma de carreteras, de los
paros, y de la huelga. Los mismos empresarios reconocen que eso ha sido
terrible para ellos y por ello, un fuerte sector de empresarios ha
empezado a presionar para que le encuentren una salida, porque ya han
llegado al límite de lo aceptable del costo económico del golpe".
Pero más allá de haber estorbado los planes golpistas, Salomón añade que
la amplia resistencia nacional al golpe de Estado está generando una
nueva "fuerza social" en el país, con la que cualquier futuro gobierno
tendrá que lidiar.
Errores de cálculo
Todo el mundo quedó sorprendido por la oposición que surgió el mismo día
de la expulsión. Y nadie calculó los costos adicionales que la presión
interna y externa para revertir el golpe de Estado tendría sobre los
intereses económicos, políticos y militares, con el derrocamiento de
Zelaya, indica Salomón; al punto que ella considera que los costos para
los partidarios del golpe han aumentado más allá de lo tolerable; y no
sólo financieramente.
En cuanto a los militares, cuya legitimidad en los últimos años -dice-
rivalizaba con la de la Iglesia, Salomón vislumbra que todo su futuro
podría estar en peligro, sobre todo como consecuencia de su
responsabilidad en graves violaciones de derechos humanos desde el golpe
de Estado.
Por un lado, la eventualidad de que EEUU reconozca que hubo un golpe
amenaza las aspiraciones de los nuevos oficiales o los oficiales más
jóvenes en la institución, cuyo sueño "es salir a los EEUU, participar
en las actividades de la OEA o la ONU". Ella considera que es
principalmente la cúpula militar "que está empecinada" con el golpe, y
"más por dignidad propia que por otra cosa".
Pero considerando las graves violaciones de los derechos humanos que los
militares y la policía han contribuido a perpetrar contra la oposición
al golpe, que califica de absolutamente "inadmisible", ella anticipa que
se buscará reducir seriamente su papel, pues: "si esto lo hacen
públicamente cuando había gente filmando, a la vista de todo el mundo,
entonces obliga a trasladar la mirada hacia el interior de la policía y
los militares". Le lleva a considerar si será necesario "pensar en su
reducción al mínimo aceptable o a su eliminación", como en Costa Rica.
En el plano político, comenta, "Ya la legitimidad de los partidos
políticos estaba por el suelo. Pero con esto, el rechazo a los dos
partidos tradicionales ha crecido en una forma increíble en el país.
Pueden hacer campaña, pero la campaña va dirigida más bien al ámbito
urbano; en el ámbito rural no aceptan ninguna campaña. Te montan
campañas, son expertos en montar campañas trayendo gente de otro lado,
pero están los militares cuidándolos y protegiéndolos".
La oposición al golpe de Estado rechaza la realización de elecciones sin
el regreso del Presidente Zelaya, argumentando que éstas "legitimarían
efectivamente la violencia militar". A ello se añade ahora el anuncio de
EE.UU. de que no reconocerá los resultados de las elecciones en las
condiciones actuales, por lo cual la presión sobre estos políticos sigue
en aumento.
Es más, según Salomón, la presión social no se acabará con las elecciones.
Ella atribuye la fuerza de la oposición actual al golpe de Estado a su
capacidad de encontrar un terreno común entre los diversos sectores a
través de esta misma oposición, más que en la adhesión a un partido o
ideología en particular, y cree que se prolongará más allá del período
actual. Con un sentido de esperanza, declara, "No importa quién gane las
elecciones de noviembre. El próximo gobierno tendrá que lidiar con una
fuerza social de envergadura que está en este momento, si quiere
mantener una mínima gobernabilidad en el país".
* Lea el artículo completo en: http://alainet.org/active/33047
- Jennifer Moore, periodista canadiense independiente, reportó desde
Honduras para ALAI y FEDAEPS.
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