Víctor Heredia

"El jueves 5 de julio la justicia nuestra, la de los argentinos, condenó a genocidas y apropiadores de niños en un gesto que honra nuestra democracia y nos coloca en un peldaño institucional que muy pocos países del continente habían alcanzado. Esto no nos hace mejores que los demás, pero sí demuestra que la lucha de un pueblo consciente de sus derechos vale la pena. Es cierto que son los pueblos y sus luchas quienes consiguen instalar esos avances valiosísimos para todos los ciudadanos, pero sin el acompañamiento de la ética política de este gobierno popular nada se podría haber hecho. Me duele como familiar de tres desaparecidos: mi hermana y su marido y un niño al que todavía estamos buscando con mi madre y Abuelas de Plaza de Mayo, la intemperancia de algunos sectores que insultan las investiduras de hombres y mujeres que han sido y son absolutos protagonistas de esos logros, entre muchos otros, y sólo critican con absoluto egoísmo aquello que lesiona sus intereses o es producto de malas políticas anteriores, con una ceguera rayana en el cinismo o la hipocresía. Debieran entender que los problemas sociales se solucionan con solidaridad y amor por el prójimo, debieran saber que la inseguridad actual es un legado del egoísmo sectorial que, allá por los noventa, eligió su comodidad económica antes que la equidad social, pero que también es una herramienta de desestabilización institucional.
Por eso, si al igual que con aquellos logros constitucionales, acompañáramos el evidente esfuerzo del gobierno por igualar las condiciones de vida en Argentina, quizá nos transformemos de una buena vez en el país que todos soñamos.
El jueves 5 de julio fue un día de regocijo para quienes defendemos la letra escrita de la constitución, hagamos que sea el inicio de un país unido en la búsqueda de la igualdad social."

Víctor Heredia