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Cátedra Pablo Iglesias (PODEMOS)
https://www.youtube.com/watch?v=Os7yTRKHlGYEn este brillante material que presentamos, de poco más de siete minutos de duración, el referente del PODEMOS español Pablo Iglesias nos da una verdadera cátedra de cómo hacer política y de cómo las viejas identidades sectarias (tan apreciadas por algunos que se dicen muy "socialistas", como los trotskistas antipopulares, por ejemplo) son contraproducentes a la hora de construir con el pueblo, que debería ser lo único real en la política desde un punto de vista socialista.
Todas y cada una de las palabras de Iglesias en esta conferencia realizada hace un año, en febrero de 2014, en Valladolid, son profundamente gramscianas. Hablan de sentido común, de hegemonía, de política y, fundamentalmente, de cómo construir unidad popular para la lucha, que es la clave de los movimientos de transformación en toda América Latina y también en países como España, Grecia y Francia, entre otros.
El cambio ya llegó a Grecia y ahora está llegando a España. Paso a paso los pueblos de mundo vamos encontrando el camino en este siglo XXI, un siglo aún más problemático y febril que el siglo XX de Cambalache.
Aquí les dejamos el video y, antes, la transcripción de lo más destacado que nos brinda Pablo Iglesias.
"La política no tiene que ver con tener razón, sino con tener éxito (…) Cuando estudias las experiencia exitosas de los movimientos de transformación, te das cuenta de que la clave del éxito es lograr establecer una cierta identificación entre los diagnósticos y lo que siente la mayoría: eso es muy difícil e implica cabalgar contradicciones."
"La política no es lo que a uno le gustaría que fuera; es lo que es, y es terrible. Y por eso hay que hablar de unidad popular, por eso hay que ser humilde. Porque a veces hay que hablar con gente que a lo mejor no le gusta tu lenguaje, que a lo mejor no se identifica con los términos en los que tú explicas las cosas… ¿y eso que revela? Pues, una derrota de muchos años. Perder siempre implica que el sentido común general de la gente es diferente (…) Esto no es nada nuevo, esto lo han sabido los revolucionarios toda la vida. La clave es conseguir que el sentido común vaya en una dirección de cambio."
"El enemigo nos quiere así, nos quiere pequeños, con un lenguaje que nadie entiende, refugiados en nuestros símbolos de siempre… está encantado, porque sabe que así no representamos ningún peligro. Podemos tener un discurso muy radical, podemos decir: '¡Queremos hacer una huelga salvaje! ¡El pueblo en armas!'. Los símbolos más fuertes. Podemos llevar retratos a las manifestaciones de los grandes líderes revolucionarios y están encantados, se ríen de nosotros. Eso sí: cuando juntas a cientos, a miles de personas, cuando lo que están diciendo convence a la mayoría (incluso a los que los votaban a ellos), entonces empiezan a tener miedo. Y esto se llama hacer política."
"Tú puedes tener el mejor diagnóstico; puedes llegar a casa y comprender la clave del desarrollo político desde el siglo XVI, entender que el materialismo histórico es la clave para el desarrollo de los procesos sociales. ¿Pero qué le vas a hacer a la gente? ¿Gritárselo? '¡Sois obreros, aunque no lo sepáis!' Está el enemigo deseándolo, deseando reírse de ti. Te puedes poner una camiseta con la hoz y el martillo, incluso puedes llevar una bandera enorme de metros y metros… y volverte a casa con tu bandera mientras el enemigo se está riendo de ti, porque el pueblo, porque los trabajadores lo prefieren a él, le creen a él, entienden a él cuando hablan y no te entienden a ti. Y puede que tú tengas razón. Puedes pedirles a tus hijos que pongan una placa en tu tumba: 'Siempre tuvo razón, aunque nadie lo supo'."
"Había un compañero que hablaba de los soviets en 1905, de aquel calvo con una mancha en la cabeza [se refiere a Lenin], que era una mente prodigiosa; lo que [Lenin] entendió fue el análisis concreto de la situación concreta. En un momento de guerra en Rusia, dijo una cosa muy sencilla a todos los rusos, fueran soldados, fueran campesinos o fueran trabajadores. Les dijo: 'Paz y pan'. Y cuando dijo 'paz y pan', que era lo que quería todo el mundo, que acabara la guerra y poder comer, entonces un montón de rusos que no tenían ni idea de si eran de izquierda o de derecha, que básicamente tenían hambre, dijeron: '¡Pues va a tener razón el calvo este'. Y al calvo le fue muy bien. No les dijo 'materialismo dialéctico' al pueblo de su país; les dijo 'paz y pan', y esa es una de la principales lecciones del siglo XX."
"Cuando uno pretende transformar las cosas copiando la historia, copiando los símbolos, lo que termina haciendo es ―con todo el cariño y con todo el respeto― el ridículo. No va a venir nunca, en ningún país, ninguna experiencia concreta para repetir tal cual."
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